La pobreza del Norte Grande obedece a políticas “geográficamente” erradas

Por Freddy Torres Oviedo

freddiearts@gmail.com 

www.tamarugalrevista.cl 

Para hablar del tema de los “Corredores Bioceánicos” es bueno definir que son. Para entender se puede decir que son puentes terrestres que unen mercados de países distantes, separados por sendos territorios muchas veces agrestes y que son la clave del desarrollo de los continentes, países y zonas geográficas con productos apetecidos por la alta demanda, en especial de comida para los grandes países como China y la India, con una alta tasa demográfica o población. 

Como consecuencia de las gestiones realizadas por Brasil y Chile en 1995 en la vecina ciudad de Arica, se constituyó oficialmente el Grupo de Trabajo Multilateral de Corredores Bioceánicos, el que en la actualidad congrega a siete países: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile, Bolivia y Perú. 

El corredor que a nosotros nos interesa por proximidad y desarrollo es el corredor vial que integra Bolivia, Brasil y Chile y que tiene una longitud superior a 5.000 kilómetros, uniendo los puertos de Santos, en el Atlántico, con Arica y Pisiga en el Pacífico, atravesando Santa Cruz, Cochabamba y Oruro en territorio nacional boliviano, con dos ramales en cada país. 

Si se dan cuenta en estos acuerdos internacionales no está estipulado el puerto de Iquique, porque hacia el sur este acuerdo considera los puertos de Mejillones y Antofagasta. 

El brillo de esa “ausencia” del puerto iquiqueño nos deja perplejos, porque es algo que sin dudas se ha vendido al pueblo de Tarapacá por decenas de años, es decir que nosotros somos el verdadero centro de Sudamérica y su puerto natural debería ser sin dudas Iquique. 

Nada más alejado de la realidad. Las políticas impulsadas por los gobiernos “concertacionistas” cuando estuvieron el poder, fue sin dudas impulsar el Paso de Jama en la frontera con Argentina y arreglar las carreteras para que los supuestos camiones de Brasil salieran al Océano Pacífico por Mejillones y Antofagasta, dejando de lado los buenos augurios del puerto iquiqueño. 

Sabido es que a la gente común de la ciudad y puerto de Iquique se le dijo en innumerables veces que “nuestro puerto” sería la conexión con el resto de América con un Corredor que partía en el puerto de Santos en Brasil, atravesaba Paraguay, Bolivia y salía a Chile por Iquique. 

Hasta aquí la propaganda cumplió su objetivo, pero la realidad lo niega con enormes hechos que rayan incluso en el Teatro del Absurdo. Pongámoslo de esta manera: La carga de soja de Brasil a China movilizada unos 200 a 300 camiones con containers en forma diaria desde los campos cerca del Amazonas hasta los puertos brasileños del Océano Atlántico… ¡200 a 300 camiones diarios! 

Camiones de hecho, diseñados para correr en terrenos planos a altas velocidades. Pregunta del millón: ¿Por dónde metería usted esa cantidad de camiones en los caminos de la región de Tarapacá y posteriormente por dónde los baja al puerto de Iquique? ¿Por el Segundo Acceso que une Alto Hospicio con Iquique? ¿Cómo quedarían las calles de la capital regional con apenas una semana de tránsito de esa cantidad de camiones? ¡Crisis Total! 

Por eso me fastidia que algunos candidatos sigan vendiendo la pomada de un sueño irrealizable que se dice que partió en la mente soñadora del actual senador Jorge Soria Quiroga y que es lindo en el papel, pero imposible en la realidad. Y lo predican a grandes voces para demostrar que piensan en el futuro o para quedar lindos con los supuestos votantes de que hay voluntad de desarrollo para esta región. 

Para el desarrollo del Norte Grande no hay voluntad de nadie. Partiendo por la senadora Luz Ebensberger, ni Jorge Soria, ni de los diputados Trisotti, Galleguillos, ni del ex diputado comunista Hugo Gutiérrez, porque esas iniciativas corresponden a realizar procesos que involucren grandes acciones y en forma especial con nuestros hermanos bolivianos, que dicho sea de paso, ya están desviando sus cargas hacia los puertos de Ilo y Moquegua en Perú. 

De esta manera, llegamos al clímax de este asunto. Si lo digo con plena seguridad. El Norte Grande podría salir de la pobreza y llegaría a ser quizás el polo más importante de América del Sur en temas de integración y desarrollo económico, social y laboral. ¿Cómo? 

Con un trabajo de asociatividad. Con Bolivia en primer lugar al otorgarle un espacio para que tenga salida al Océano Pacífico y pueda construir su puerto y además el apoyo para iniciar una gran carretera para conectarnos hacia sus ciudades más cercanas de la frontera, en especial con Oruro y cumplir el sueño de los primeros iquiqueños de inicios del siglo XX de su “Camino a Oruro”. Soria no fue tu sueño la Integración, sino de tus abuelos en las dos primeras décadas del siglo XX. Bueno pasó el tiempo y te adueñaste de la idea, pero para aquellos que odian que se te ataque diremos que lo heredaste. 

Segundo un acuerdo macro con las empresas de la zona, esencialmente de la minería para que sus aportes e impuestos queden en Tarapacá. Con esa caja chicha iniciar los trabajos hacia el puerto de Pisagua que ya cuenta con los 15 metros de profundidad, sin hacer ningún trabajo de dragado. No olvidar que Mejillones cuenta con apenas 12 metros de profundidad y Antofagasta con 10 e Iquique puede llegar a los 15 con una inversión no menor y que la obtención de esos recursos tal vez tarde años. 

Tercer elemento. El aporte oriental. China se está comprando el mundo. Bien podría invertir para transformar a Tarapacá en la puerta de entrada de sus productos hacia el Cono Central de Sudamérica y salida desde Bolivia de la soja para alimentar ya a 1.500 millones de habitantes. Muchas gracias por revisar este texto que no quiere hacer otra cosa que valorar lo que se hace por convertirnos en proveedores del mundo en materias primas, pero sería mejor que las mandásemos elaboradas porque con eso daríamos trabajo a cientos de tarapaqueños y con ellos como motor del desarrollo estaríamos creando riqueza, quizás como nunca desde los tiempos del “Oro Blanco” o Salitre.