Greg Lake: La voz más entonada del mundo
La voz más entonada del mundo
Era muy joven cuando de tropezón o tal vez, de esas cosas mágicas de la vida un amigo me invitó donde un vecino que era coleccionista de música. Era el verano de 1981. Comenzábamos a sentir la presión política del gobierno del Tirano y sus uniformes grises y yo estaba entre “Tongoy y Los Vilos” referente a mi futuro, es decir no sabía nada de nada, menos de mi proyección como persona.
El coleccionista vivía en una hermosa casa de calle Sevilla
hacia el norte de Santiago. En esos tiempos este sector era conocido como
Santiago Norte, antes de convertirse en comuna.
Llegamos con mi amigo David Aravena a esta casa y vimos un
hermoso mueble lleno de discos de 33 1/3, elepés, larga duración, álbumes y que
hoy eufemísticamente los actuales de la Generación “Y” y “Z” llaman “vinilos”. Quedé
maravillado, porque a la vez tenía un equipo de sonido que en eso años recién llevaban
el nombre de “Wi – Fi”, y los queridos deck, donde grababan los casetes con la
música que uno deseaba.
En esos años era un simple neófito de la música de vanguardia.
Con algo raro en el alma, porque no entendía las razones de que me gustaba
tanto el rock y su variante de “Art Rock” y lo “Progresivo”.
Al conversar con él llegamos a un acuerdo económico por
cierto para que me grabara en un casete de 90 minutos, dos elepés. Lado A “Brain
Salas Surgery” de Emerson, Lake and Palmer y por lado B “The Yes Album”, del
grupo también británico Yes. Quedé extasiado al comenzar mi camino por la música
de vanguardia, de real valor, con poesía pura y desgarradora que llegaba al
alma. Son procesos que a veces no se pueden explicar con palabras, porque para
explicar tomo las palabras del Guasón: “No podemos conversar de eso, porque no
lo entenderías”. Y como mi inglés iba en aumento y lo conversaba fluidamente, llegó
un remanso de nuevos pensamientos a mi alma siempre inquieta.
Yo vivía a dos cuadras de Sevilla, en la calle de los
pasajes llamados por la gente de mi época como “cités”, y otros como una forma
despectiva se referían a ellos como “Conventillos”. Se llamaba calle San Luis, casi
con la esquina de avenida Independencia. Creo y después de muchas investigaciones
eran el escondite de “Manolito” Rodríguez el verdadero Padre de la Patria. Allí
entre zancos y árboles se la arreglaba para desaparecer de las tropas reales
del infame Marco del Pont.
Mientras se grababa el álbum de Emerson, nuestro vecino musical
dijo algo que nunca pude olvidar. “Greg Lake es la voz más entonada del mundo.
Si suspira el sonido sale entonado”. Me reí de buena gana. Pasó el tiempo y a cada
cierto lapso siempre escuchaba eso de la voz más entonada del mundo de
diferentes personas conocedoras de la música. No soy músico sólo un aficionado,
pero la voz de Greg Lake no tiene comparación en su textura, sus vibratos, en
la imposición. Aún hoy a 40 años de ese mágico encuentro con la música me
produce el mismo efecto y allí llego a comprender que algunos genios pasan por
este Tierra dejando una vasta herencia de prolijidad y es imposible olvidarlos.
Gracias Greg Lake gracias por tu legado lo guardo en el corazón, que a veces desentona pero que me mantiene con vida. Es mi corazón real al lado de mi alma.
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