A 49 años del Lado Oscuro de la Luna

Están los discos inteligentes; otros que parecen absolutamente atemporales; hay de esos capaces de marcar una época y algunos que trascienden generaciones; incluso otros atraviesan cualquier mezquino nicho artístico para convertirse en parte de la cultura popular. Luego está The Dark Side of the Moon.

Dejando fuera la estéril discusión de ser un álbum "sobrevalorado", es innegable que, incluso si alguien no ha escuchado este disco, al menos conozca su portada. Y es que DSOTM es, con mucho, uno de los mayores representantes de la música en la cultura popular.

Si bien fue publicado el 1 de marzo de 1973 en Estados Unidos (otras fuentes indican el 10) y el 23 del mismo mes en Reino Unido, la génesis del disco llega hasta noviembre de 1971, cuando Waters decide elaborar un álbum que fuera directo, que dijera exactamente lo que quería decir, sin rodeos psicodélicos ni abstracciones musicales mayores. De hecho, 1972 marcaría una etapa de cambio en el grupo, en el que dejan de tocar en vivo varios temas de sus álbumes iniciales (como A Saucerful of Secrets).

Así nace esta verdadera tragedia moderna, dividida en tres actos. El primero, la pérdida de la niñez y la vitalidad juvenil; el segundo, los factores de alienación presentes en la sociedad (religión, dinero, guerra); el tercero, la locura que deviene de lo anterior, con un individuo luchando infructuosamente contra el tiempo y la muerte. Dentro de este sentido trágico, DSOTM busca proponer una salida racional a este oscuro lado en el cual la sociedad nos induce a entrar.

El genio musical de cada integrante, el prístino trabajo de Alan Parsons como ingeniero de sonido y el impecable arte elaborado por Hipgnosis harían el resto. Nacía, así, un álbum imprescindible y esencial del art rock, dando rienda suelta a una vorágine que transformaría a Pink Floyd en uno de los grandes pilares de la música popular de todos los tiempos.

49 años... ¡y contando!